Para una buena instalación de las especies en nuestra terraza o balcón es aconsejable utilizar tierra vegetal de primera calidad, ligera, nutritiva y rica en humus. Las raíces de las plantas se ven obligadas a crecer en un espacio limitado y no pueden traspasar las paredes en busca de humedad y alimento como harían si estuvieran plantadas en la tierra. Por lo tanto, proporcionándoles una buena tierra vegetal compensaremos la falta de espacio.
Cada maceta o jardinera debe llevar material filtrante de varios centímetros de grosor en el fondo, indispensable para asegurar un buen drenaje. Normalmente se utiliza la arcilla cocida, que se vende en forma de bolitas marrones muy ligeras . Un pedazo de tela colocado entre la tierra y la arcilla nos permitirá mantener aislados ambos materiales que, de otra manera, acabarían mezclándose con el paso del tiempo.
Como es natural, cada contenedor debe tener un agujero en el fondo para eliminar el exceso de agua de riego .
En las grandes jardineras de cemento, con desagües en la base de las paredes, se recomienda un pequeño tubo para canalizar el agua hacia afuera.
En las grandes jardineras de cemento, con desagües en la base de las paredes, se recomienda un pequeño tubo para canalizar el agua hacia afuera.
Un buen trasplante asegura que la planta se reponga rápidamente del trauma que supone la operación y favorece también la recuperación biológica. La planta debe encontrarse, tras la etapa de reposo, perfectamente estable. Para las plantas de maceta comprimiremos la tierra alrededor del cepellón sin dañar las raíces que sobresalen. Para las plantas de raíz desnudas habrá que distribuir la tierra entre las raíces, ayudándonos de palito de madera, tratando siempre de no herirla. Procederemos entonces a añadir la tierra superficial y a regar abundantemente.
Antes de trasplantarlas hay que eliminar las raíces rotas y dañadas con tijeras bien afiladas. Si el aparato radical está seco, es aconsejable sumergirlo en agua de 14 a 16 ºC, y dejarlo así durante un tiempo mínimo de 10 o 12 horas antes de plantarlas.
Para las plantas de macetas, es aconsejable regarlas al día antes de la plantación. Si el contenedor es de barro cocido, en el momento de proceder a plantarlas bastará con poner boca abajo la maceta originaria y dar unos golpecitos en el borde para que el terrón salga con facilidad. Si el contenedor es de madera o de plástico, podremos cortar una parte de la maceta para facilitar la salida del conjunto sin dañar las raíces de la planta.
El cuello de la planta, es decir, el punto del tallo que se encuentra inmediatamente por encima del nivel de la tierra , debe quedar siempre expuesto al aire libre. La mejor época para trasplantar una planta es aquella en que la vegetación está inactiva. Actualmente las nuevas tecnologías han permitido poner en el mercado especies y variedades cultivadas en macetas especiales que son capaces de sobrevivir varios meses fuera de la tierra, de manera que podemos plantarlas en cualquier momento, con la ventaja de permitirnos realizar operaciones nuevas en pleno verano, siempre con las debidas precauciones.
El trasplante en otoño es, no obstante, la mejor solución, la tierra todavía está caliente y el aparato radical se aprovecha de ello preparándose para el frío. Con la llegada de los primeros calores primaverales, se encontrará en las mejores condiciones para alimentarse y desarrollarse. En definitiva, el trasplante de cualquier planta es una tarea delicada que hay que llevar a cabo en las mejores condiciones y con los instrumentos adecuados.
Fuente Blogjardineria
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