La función principal de un invernadero consiste en proteger el proceso de crecimiento de las semillas y el cultivo de especies más débiles. Para el jardín y el huerto, es muy beneficioso disponer de uno, aunque sea pequeño. Los de ventana son los más sencillos, ya que se pueden comprar a un precio muy reducido y sólo hay que instalarlos en una estancia que esté orientada al sur. Pero hay muchos más tipos de invernaderos y una amplia variedad de materiales para construirlos.
No sólo podemos adquirirlos en tiendas especializadas, también podemos construir uno nosotros mismos. Desmontando el marco de la ventana, instalaremos una plataforma de madera voladiza en la base de la ventana y podremos montar encima la estructura de vidrio o de plástico, de modo que se forme una especie de prolongación del edificio a partir del vano.
Los invernaderos de ventana son perfectos para que nuestras flores y plantas crezcan sanas sin padecer las inclemencias del tiempo. También ofrecen la luz necesaria para la germinación de las semillas, así que si, además del invernadero, disponemos de calefacción interior, tendremos un excelente semillero. Este sistema es adecuado para las necesidades de un pequeño jardín porque, aún sin calefacción, si dejamos la ventana abierta hacia la casa, el calor del hogar ayudará a crecer a las plantas.
El problema se presenta cuando tenemos un jardín o huerto de grandes dimensiones, o tenemos que cuidar gran cantidad de plantas. En los invernaderos de ventana no entran muchas especies. Para este tipo de casos, existen soluciones intermedias como los invernaderos adosados, que se construyen pegados a una de las paredes de las casa. Este tipo de instalación reduce el gasto y el esfuerzo de tener que realizar una estructura independiente. Tanto el de ventana como el adosado actúan como colectores solares, aunque no suministran a las plantas tanta luz como un invernadero independiente. Este defecto se compensa si el habitáculo puede disfrutar del calor que recibe de la casa.
Invernaderos independientes
Los invernaderos aislados, que se construyen sin estar pegados a la casa, poseen menos capacidad de proteger a las plantas de las malas condiciones atmosféricas o de temperaturas extremas. Pero tienen la ventaja de que reciben gran cantidad de luz y por todos los lados de la estructura. Las plantas obtendrán los beneficiosos rayos ultravioletas durante todas las horas de sol de la jornada.Una opción válida para aislar la estructura de las variaciones térmicas es construir el invernadero con un muro aislante de piedra o ladrillo, orientado hacia el norte y pintado de color negro, que favorece la absorción de la luz. Una pendiente muy aguda en el tejado impedirá que se acumule agua de la lluvia, granizo, hielo o nieve, lo que evitará que la temperatura interior disminuya.
Tanto los adosados como los aislados se construyen con variadas formas y tamaños, desde estructuras rectangulares, con tejados a dos aguas o sólo una, hasta modelos holandeses, con aleros curvos... es decir, todo tipo de estructuras que también admiten diferentes materiales. Tenemos dos opciones: o comprarlo prefabricado o bien hacerlo nosotros. Una buena elección es levantar una estructura básica y comprar y montar después los paneles y los bastidores de madera o aluminio.
Materiales estructurales
Para la estructura podemos utilizar plástico, madera o aluminio. Los tres son buenos materiales, aunque todo depende del dinero que vayamos a gastar, las condiciones atmosféricas del lugar donde está la casa o las necesidades de luz de las plantas.La madera no sólo es un material natural y fácil de instalar, además queda muy bonito en el jardín. La mejor madera para hacer un invernadero es la teca, la secuoya y especialmente el cedro. Otra de las ventajas es que la madera es muy resistente al paso del tiempo y que aguanta bien los climas adversos.
Pero si hay un material resistente a la lluvia, la nieve, el granizo y todo tipo de precipitaciones, ése es el aluminio. Aunque un invernadero de aluminio no es tan bonito como uno de madera, lo bueno es que ni se oxida ni se pudre. Las desventajas del aluminio es que reacciona con intensidad a los cambios extremos de temperatura y es un material bastante más caro. También existen estructuras prefabricadas de plástico.
Los paneles transparentes
En cuanto al material transparente que dejará pasar la luz para hacer crecer las plantas, existen dos básicamente: el vidrio y el plástico. La mejor baza del vidrio es que deja pasar gran cantidad de luz, dura mucho tiempo en buenas condiciones y además es un material estético que queda natural dentro del parterre. Como desventaja podemos señalar el precio y que requiere sólidas estructuras que sostengan su elevado peso.Mucho más barato es el plástico. Podemos poner paneles de fibra plástica reforzada, de PVC, o bien de polietileno. El vidrio deja pasar gran cantidad de luz, tiene un aspecto bonito, dura mucho tiempo y es resistente, aunque es más caro que los plásticos.
El plástico de fibra reforzada suele comercializarse en hojas grandes. No requiere una estructura muy fuerte que lo sostenga y se adapta con facilidad, aunque no deja pasar tanta luz como los paneles de vidrio. Otra ventaja es que absorbe el calor del sol, creando como nadie el conocido 'efecto invernadero'. También es muy resistente (dura hasta 20 años).
Los plásticos más baratos son el PVC y el polietileno. El PVC es el más resistente de los dos. El polietileno apenas dura un par de años y es muy endeble para combatir el mal tiempo, sin embargo la entrada de luz es muy buena.
Fuente Facilísimo.com
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